Significado:

"Ahora mismo, el ser humano, debe hacer un gran esfuerzo en comprender y aceptar los fundamentos por el cual, la energía sigue su propio proceso; el proceso del pensamiento. Pues como ya hemos visto, parece ser, que no solamente la Tierra es una escuela en donde nosotros vivimos, sino que, además, es la galaxia el lugar por el cual, los seres que procesan dimensiones perfectas, aprenden y se desarrollan, investigan, viven, aman, mueren y se transforman, intentando adaptar su forma física a mayores y mejores formas por donde la luz, se pueda manifestar cada vez con menores inconvenientes".


Hulupa D´hära VI. Adhams y la doncella.

Los libros Hulupa D´hära, son el producto de la canalización telepática a través de las Huestes del Plano de la Luz, en colaboración con la Fraternidad o Confederación Cósmica y Universal. Su difusión debe ser gratuita, ya que, nos pertenece a todos por derecho de nacimiento.

Estas seis historias, nos corresponden como legado mismo, habiéndose perdido su singladura a través de los tiempos. Para entender el conocimiento que nuestros Hermanos del espacio nos quieren transmitir, deben ser leídas ordenadamente.

Así mismo, quedan reservados los derechos al autor de la obra.

lunes, 15 de marzo de 2021

Un encuentro cercano con Jesús.

 

     Ocurrió hace ocho años aproximadamente.

     Había dejado atrás la estación de tren. Me hallaba cargando mi mochila y dirigiendo mis pasos a través de un sendero donde se suponía, me llevaría al pueblo en donde supuestamente vive un antiguo amigo. A menos que se halla mudado... Perdí su pista. Por lo que mi visita sería una sorpresa para ambos.

     Cuando me hallaba a medio camino, busqué un lugar donde pasar la noche. Subí por el sendero a una serie de bancales hechos con paredes de piedra. Luego, a mi derecha, un pequeño muro sin alambrada. Derruido, viejo y abandonado. El lugar se hacía más inhóspito a medida que menguaba la luz del sol. Me senté en el pequeño muro. Giré mi cuerpo y observé la casa. No tenía ni puertas ni ventanas. Tétrica, vieja y ruinosa. 

     A escasos metros observé una sombra. Alguien se acercaba. 

    En cuanto lo vi; lo reconocí. Era Jesús.

     Portaba una túnica beis y una tela anaranjada enrollada por encima del hombro a modo de bandolera. Su aspecto era pobre y desaliñado. Delgado. Andaba descalzo apoyado a un palo a modo de bastón. Sin titubear se acercó a mí.

     -Hola. ¿Vives por aquí?. -¡Le pregunté disimulando!.

     -Soy pastor.

     -¿Conoces a la gente de la masía que viven en el puente justo antes de llegar al pueblo?.

     -Puede. No me relaciono mucho con la gente del pueblo.

      -Busco un lugar para pasar la noche. -Dije mientras miraba la casa con cierto desdén.-¿Conoces algún lugar un poco más acogedor?.

     No me respondió, aunque continué observando la casa. Pues sabía que albergaba una trágica historia.

     -¿Acaso te da miedo?. -Me preguntó sonriendo.


    En ese momento desperté del sueño. Procesé la experiencia que acababa de tener y comencé a sentir amor y un sinfín de sentimientos positivos. Esto me hizo recobrar el valor perdido quizá por el desgaste en el hábito de llevar una vida ajetreada y competitiva. Ensombrecida por la persecución al logro y la oportunidad. Atrás quedaba una vida de ilusión, esfuerzo y sufrimiento. 

     Daba comienzo una nueva vida. Un nuevo amanecer. Daba comienzo un nuevo día.