Construyendo la ciudad del Amor.

Si hay algo verdaderamente misterioso es nuestra mente. Y ese es el reto que debemos dominar sincerándonos con aquello que llamamos materia gris. 

Cuando venimos al mundo, se nos borra de la memoria todos los recuerdos, ya que, con el acto de tomar aire: "tomar consciencia" de la realidad, hace posible nuestra presencia participativa sobre el planeta. Pero muchos son los recuerdos que se van acumulando en los patrones internos celulares, aquellos que más nos han influenciado a un nivel psíquico de aprendizaje. Gracias a este proceso se forman las almas necesarias para nuestro desarrollo por merecimiento propio. Todas las cosas se nos dan por propio merecimiento. En el proceso de construcción de almas, éstas datan de la antigüedad, del paso del hombre-animal a hombre evolucionado. Por ello que cada cual tiene el alma -y sus cualidades- que necesita para su desenvolvimiento espiritual. También hay tipos de almas dependiendo de la evolución del ser que la aloja. 

Pero para ser consciente de lo que nos pasa, tendríamos que remontarnos a nuestros ancestros, conocer lo que fuimos y estar dispuestos a cambiar, perdonar y modificar nuestras actitudes para que por merecimiento propio, podamos sanar las condiciones que nos llevarán a vivir una vida más sana y más justa, integrados en el cosmos en este tiempo que nos ha tocado vivir.

Hoy en día gracias a los procesos mentales que se generan con el control mental, meditación, etc. podemos llegar a participar de la gran armonía cósmica. Siendo conscientes de nuestro Guía, mejor dotados a nivel telepático, receptivos, sensitivos, etc. 

Si somos capaces de subir el nivel vibratorio interno, mucho habremos ganado. El problema está, en que nuestra mente se asemeja con la realidad por medio de las costumbres. Por eso, es tan difícil creernos una realidad que no exista en nuestro ser si antes no hemos experimentado una visión o preparación física. Por este medio y antagónicamente, se hallan las predisposiciones a dejarnos llevar por sentimientos y emociones guardadas en nuestros ancestros, y que nos limitan e impiden ver mas allá de nuestras posibilidades. Estos recuerdos, por llamarlos de algún modo, forman parte de vidas anteriores, existencias en las que las condiciones de vida eran drásticas y subjetivas. De mundos diferentes a este en cuanto a espacio y tiempo.

"Las ciudades en aquellos planetas, dominados por el poder de las sombras, eran como auténticos campos de concentración, como ya he mencionado. De hecho, los campos de concentración y exterminio que usaban los nazis, estaban dominados y confeccionados por dicho poder, secundado por las fuerzas de la materialidad. Las guerras mundiales que se han sufrido y también, la actual situación mundial, siguen regidas por dichas fuerzas. Por otro lado, dichas fuerzas comienzan a debilitarse porque ya no pueden hacer frente a la nueva conciencia que rige los pensamientos del ser humano".

     Extracto del libro Hulupa D´hära VI. Adhams y la Doncella.