Cuando somos conscientes de la realidad, es cuando podemos llegar a modificarla, participamos en la existencia y lo hacemos para bien o para mal, no importa, el hecho es que nos motivamos y nos realizamos por medio del "yo" o ego. Es decir, que siempre estamos en constante desarrollo, no somos un producto terminado o acabado, sino que, siempre estamos en constante cambio.
Sin embargo, desconocemos el potencial interior que ostenta nuestro ser espiritual. Y no digo el "ser", únicamente, sino que lo acompaño con "ser espiritual", porque, lamentablemente, todo responde a un orden. No esperemos recoger frutos cuando la fruta no ha madurado o cuando el fruto está aún verde, o cuando ni siquiera nos hemos preocupado en sembrar en esa dirección. Nada es al azar, todo responde a un orden, y ese orden comienza en los pensamientos.
Es por ello, que no me atrevo a mencionar aquello por lo que podemos llegar a realizar, sino que me limito a recordar los medios para que se realicen. Sin embargo este trabajo -espiritual-, requiere voluntad, acercamiento interior, cierta práctica disciplinar e inquietudes innatas que deberán ser resueltas por medio del intelecto. Es muy fácil criticar, incluso, mal interpretar las intenciones de las personas, enseguida decimos que es diabólico o pertenece a fuerzas malignas para designar aquello que no conocemos o no sabemos interpretarlo de otra manera. Bien, eso también forma parte de nuestro legado, de nuestra educación que ha trascendido a lo largo de los tiempos, y nos llega de esa forma. Pero rara vez pensamos que aquellos que son capaces de hacer proezas, en cuanto en artes, por ejemplo, lo hagan por mérito propio y no porque una sombra acompañe a lo que haga o por inspiración demoníaca o angelical, da lo mismo.
Cuando seamos conscientes de que somos como niños, y que nos comportamos como tal, estaremos en disposición de abrir nuestras mentes y nuestros corazones a nuevos métodos y en consecuencia, a nuevas retos, y con ello, llegará el conocimiento. Pero si nos quedamos estancados, juzgamos, criticamos e ignoramos a aquellos que nos dan la herramienta para nuestro desarrollo, va a ser muy difícil, salir de la situación de causa-efecto que se genera, impidiendo la evolución y que otros que quizá tengan inquietudes y obren con gratas intenciones, no les llegue, o no conozcan; o no sepan.
Y no hay mayor vergüenza, para los Maestros y Seres que operan en la Luz que ver a aquellos que no son capaces de ver a su hermano como a un igual. De igual forma, el Universo mismo no nos va a abrir sus puertas hasta que la vergüenza de la separatividad sea erradicada de este planeta.
El hombre tiene que renovarse o morir, no hay otra vía. Estamos cansados de repetirlo, pero prefiero insistir que ver a las personas empeñadas en obtener conocimiento a través de la fuerza o del dinero, pues no están siendo sabias, todo lo contrario, pues llegará la frustración, y el desánimo hará que abandone lo que en un principio era la voz de su alma que le hablaba. Una voz, que esta sociedad ha ensañado a acallar y no a ser escuchada. Pero si vivimos esta realidad, en nuestro tiempo y en esta era, es porque, de algún modo, se pude y se debe cambiar para llegar a ser canales de la energía cósmica, que es en lo que nos debemos convertir, así como el verdadero propósito de nuestra existencia.
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