Significado:

"Ahora mismo, el ser humano, debe hacer un gran esfuerzo en comprender y aceptar los fundamentos por el cual, la energía sigue su propio proceso; el proceso del pensamiento. Pues como ya hemos visto, parece ser, que no solamente la Tierra es una escuela en donde nosotros vivimos, sino que, además, es la galaxia el lugar por el cual, los seres que procesan dimensiones perfectas, aprenden y se desarrollan, investigan, viven, aman, mueren y se transforman, intentando adaptar su forma física a mayores y mejores formas por donde la luz, se pueda manifestar cada vez con menores inconvenientes".


Hulupa D´hära VI. Adhams y la doncella.

Los libros Hulupa D´hära, son el producto de la canalización telepática a través de las Huestes del Plano de la Luz, en colaboración con la Fraternidad o Confederación Cósmica y Universal. Su difusión debe ser gratuita, ya que, nos pertenece a todos por derecho de nacimiento.

Estas seis historias, nos corresponden como legado mismo, habiéndose perdido su singladura a través de los tiempos. Para entender el conocimiento que nuestros Hermanos del espacio nos quieren transmitir, deben ser leídas ordenadamente.

Así mismo, quedan reservados los derechos al autor de la obra.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Experiencias en los montes del Peñagolosa.

Durante los meses de Julio y Agosto del 2014, los dediqué prácticamente en su totalidad a la composición y grabación de los ocho temas que componen mi último trabajo musical: Los elementos naturales en la auto-realización. Y como todo llega como un arrollo de agua fresca a la inspiración, hay que jugar y dejar que sea el alma misma quien exprese aquello que experimente, mostrando cierta disponibilidad a conectar con otras almas. Es por ello, que hace que la música, cuando es la expresión propia del alma, puede ayudar en su vibración a elevar la vibración de aquellos que sintonizan. Si crees en ello, si lo sientes, entonces funciona.

Cuando hube finalizado la sesión de grabación sentí como una fuerza imperiosa que me llevó casi a arrastrarme hacia las montañas Peñagolosa. Así fue como inicié el viaje y poco a poco, me fui acercando a una de las vivencias más significativas de mi vida.

Las primeras semanas de Septiembre transcurrieron tranquilas en la morada de unos antiguos amigos, el calor de un ambiente familiar, prestando mi apoyo en los quehaceres diarios, así como cuidados en las plantas y en los animales de granja.

Luego viaje a Olba, en donde se realizaban los últimos encuentros veraniegos tradicionales de mercado e intercambio. En sus actividades, llegué a conocer gente, aunque no pude hallar cobijo, ni intercambiar mis servicios a cambio de alojamiento y manutención. Hice acopio de mis fuerzas y escaso o casi nulo presupuesto para continuar mi viaje en moto hacia aquellos contactos que tenía sobre la zona.

Como digo, sin presupuesto y con el depósito a mitad, me las ingenié para visitar Lucena y Villahermosa del río. En ambos lugares, conocí buena gente, pero en ningún caso, prescindían de mis servicios. En Villahermosa, tuve un primer avistamiento. Fue el 10 de Septiembre, en donde a través de mi tienda de campaña y en la oscuridad de la noche, una luz blanca, más grande que una estrella se movía sobre una montaña hacia todas direcciones. Era temprano, no llegaría a ser las 23:00 h. A continuación, me llegó una especie de mensaje de paz y tranquilidad. Estaba un poco alterado por mi situación pero tenía que ser paciente y confiar en que todo saldría bien.

La experiencia más significativa, no llegaría hasta una semana después, la tarde-noche del 17 al 18. Necesitaría algo más que un artículo para contar todas mis experiencias, a todas las personas que conocí y los lugares que habité. Tras visitar la Ermita de San Juan, no sabía por qué diantres, pero sentía la necesidad imperiosa de visitar el nacimeinto del río Garbo, e incluso, volver siguiend el curso del río hasta el punto de partida: Villahermosa, en donde había tenido una experiencia de contacto la semana anterior. Con todo ello, y después de unos diez días, que había visitado los lugares más emblemáticos de aquello que bordea los montes del Peñagolsa.

Una vez que el guarda forestal de la Ermita me indicase el camino a seguir, llegué caminando hasta un cruce en donde una furgoneta en el lugar que tenía que haber tomado me hizo cambiar de rumbo, tomando un camino equivocado. De este detalle, me di cuenta al día siguiente.
Por estas fechas, y después de haber tenido la suerte de sortear unas ligeras luvias, hay gente que llega a estos parajes en busca de setas o rebollones, por lo que el signo o señal "rp" que tenía que haber tomado y sirve para que los senderistas no se pierdan, había sido ocultado de mi vista por una furgoneta.

Sin saberlo, estaba tomando un camino equivocado. Un camino, que me hizo ascender por la peligrosidad del lugar hasta lo más alto de una de las montañas que, junto al Peñagolosa, forman dicha cadena montañosa.
Tras mucho esfuerzo, cargado como un mulo, con la cantimplora medio llena y prácticamente agotado, llegué a la cima. Las vistas eran de vértigo. De hecho, no recomiendo a nadie que realice ninguna proeza similar sin la ayuda de un guía que conozca bien el terreno y tomando las medidas oportunas.

Era tarde para bajar y pronto para dormir. Pero tuve que pasar la noche sobre la cima, sin dejar de tene4r en cuenta la peligrosidad del lugar. Ello me llevó a acurrucarme en un lugar y esperar a la mañana siguiente para poder iniciar el descenso. Y así, me tumbé en una pequeña oquedad del terreno.

Tumbado, y casi sin poderme mover mucho, lo único que podía hacer era esperar. A continuación, hizo presencia de una esférica luz durada sobre las blancas nubes y tras desaparecer, comenzó a formarse en las nubes curiosas figuras en contraste al azul del cielo. Serían las 18 o 19:00 h. de la tarde como mucho.

Se formó una figura que suscitó una emoción que hizo estremecer a este humilde servirdor: Tres Hermanos Mayores unidos en la misma secuencia, con escafandras y con las manos derechas extendidas formando una "V". Supe, que se podría tratar de aquellos primeros pobladores, Hermanos de la Confederación estelar que llegaron al planeta, pioneros de tiempos remotos. Luego, vi otro muy similar a los anteriores. Estaba de pie y aparecía como un gigante, destacando las botas y la escafandra. De las escafandras transparentes todas ellas, sobresalían una especie de antenas. En los dibujos que me mostraron, destacaban también los guantes, cinturón correajes y hasta una especie de mochila adosada al traje espacial.

Las imágenes se sucedían una tras otra, como una especie de comunicación interdimensional. Vi rostros de seres pertenecientes a otros mundos, muy parecidos a los que se ven en las películas de ciencia-ficción. También vi los rostros de mi familia ancestral. El mensaje que me llegó fue claro:

"TODOS los pobladores del planeta tierra tenéis una familia ancestral, que os quieren y os aguardan. Ellos no quieren llamar la atención más os aguardan a que alcancéis los niveles de conciencia que hagan posible la comunicación.

Nadie es oriundo del planeta tierra. No es casual que viváis aquí. Todo responde a un orden. 
El Plan de Dios avanza. No hay nada que temer, más bien, hay que desterrar la idea del temor de vuestras vidas de una vez por todas y para siempre."

La experiencia finalizó con el rostro de Maitreya -El Cristo, impreso en las nubes como de forma tridimensional. Muy similar al que aparece en la síndome.

Durante el transcurso de la noche y con cielo cubierto, se dieron ciertas precipitaciones. Me sorprendí al comprobar que la tormenta que se daba a lo lejos la viese prácticamente sobre el horizonte, debido a la altitud que me hallaba. También la presencia de una luz blanca u ovni, la misma que había estado observando hacía más de una semana, se dio cita esa misma noche. Esta vez, la acompañaba un caza militar con las luces intermitentes, volando a bastante altitud. Efectuaron un giro por todo lo que ocupa la bóveda celeste alrededor de donde me hallaba, volviendo a aparecer poco más tarde por el este, volando ambos en línea recta. La situación se me antojó un tanto cómica, ya que, los humanos, creemos tener todo al alcance de nuestras manos pero se nos escapa la humildad y la generosidad para hacer frente a la realidad sin la utilización de la fuerza o la violencia. Y lo curioso es que por más que digamos y que hagamos, oficialmente, se les da más credibilidad a los pilotos cuando son los primeros que callan.

Tras las precipitaciones, y después de haber estado el cielo prácticamente cubierto me sorprendió que no llegué a empaparme. Me mojé, también mis pertenencias pero nada que no tuviera remedio. Gracias a ello, pude seguir tocando la guitarra acústica alegrando a los aldeanos con mi música, por lo que tampoco me faltaron enseres para continuar mi viaje de retorno.

Por todo ello: Mi más cordial agradecimiento.



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