Estoy de acuerdo con algunos violinistas que, continuar trabajando años, en solitario, es humillante y hasta vergonzoso. Pues si para un cuarteto o quinteto ya lo tienen mal... Uno sólo, que debe cargar con más trabajo y responsabilidad, parece que hoy por hoy, se hace muy cuesta arriba. Cuando se ha trabajado tiempo, cuando ya tienes tu propio estilo el apoyo debería ser fundamental.
Debo agradecer la escasa participación, así como las muestras de ánimo y apoyo desinteresado vertido en las redes sociales. Evidentemente, desecho la falta de respeto y el trato recibido por alguna porción social. ¡Quien no ama a su hermano es un asesino!. Esto es así y aquí no vale las excusas.
¡Nadie vive para sí mismo!. Uno puede hacer música para sí mismo una temporada. Pero la música necesita ser compartida con la gente. No se puede seguir en el tiempo. Es que, a nivel espiritual debe haber un mínimo de reconocimiento, así como un agradecimiento por parte de los receptores de las obras. No rindo cuentas a nadie por el tiempo y dinero invertido, solamente estoy dando a conocer unos hechos. Ya que, he disfrutado trabajando el violín. Al componer las ocho sonatas que se expresan en este blog, me he sentido muy bien, haciendo lo que más me gusta. No debo ni quiero reprochar nada a nadie. Ni siquiera intento convencer de nada a nadie. Nunca lo he hecho y nunca lo haré. He ofrecido mi trabajo, mi punto de vista en total libertad y aún siendo rechazado he hecho como si no pasara nada.
Cuando vemos que las cosas no funcionan de forma recíproca, es muy grave que esto suceda en una sociedad que lleva más de dos mil años de progreso. Si Tartini tuvo un encuentro con el diablo y éste le mostró algunos modismos al violín, hace más de doscientos años a través de un sueño: ¿Qué cara nos está ofreciendo en estos días el príncipe de las tinieblas?. ¿O en la antigüedad llamaban maligno a cualquier manifestación que no comprendían o no se sabía muy bien su procedencia?. Este servidor también ha recibido información a través de sueños. ¡Como todo el mundo!. En momentos puntuales, cuando ya no sabes cómo seguir. También en música: melodías y hasta algún que otro fraseo escrito. Es más, es que si no fuera por los sueños; esta realidad sería un verdadero infierno.
No cabe duda que, hoy por hoy, la fuerzas de la materialidad nos están mostrando el atisbo de su poder. Nos conocen, saben nuestras limitaciones y hasta sus fechorías pasan desapercibidas. Me pregunto si no estaremos sujetos a sus directrices y agendas.
