Significado:

"Ahora mismo, el ser humano, debe hacer un gran esfuerzo en comprender y aceptar los fundamentos por el cual, la energía sigue su propio proceso; el proceso del pensamiento. Pues como ya hemos visto, parece ser, que no solamente la Tierra es una escuela en donde nosotros vivimos, sino que, además, es la galaxia el lugar por el cual, los seres que procesan dimensiones perfectas, aprenden y se desarrollan, investigan, viven, aman, mueren y se transforman, intentando adaptar su forma física a mayores y mejores formas por donde la luz, se pueda manifestar cada vez con menores inconvenientes".


Hulupa D´hära VI. Adhams y la doncella.

Los libros Hulupa D´hära, son el producto de la canalización telepática a través de las Huestes del Plano de la Luz, en colaboración con la Fraternidad o Confederación Cósmica y Universal. Su difusión debe ser gratuita, ya que, nos pertenece a todos por derecho de nacimiento.

Estas seis historias, nos corresponden como legado mismo, habiéndose perdido su singladura a través de los tiempos. Para entender el conocimiento que nuestros Hermanos del espacio nos quieren transmitir, deben ser leídas ordenadamente.

Así mismo, quedan reservados los derechos al autor de la obra.

jueves, 1 de marzo de 2012

Viaje a la Ciudad Interna Planetaria: Morlem.

   Anteriormente, dijimos que el cuerpo astral era como una especie de amplificador de ondas, aportándonos cierto bienestar al acto de ser creativo y esto es un proceso natural. Vimos que el ego no es lo que se manifiesta, sino aquello que controla conscientemente o por medio de la consciencia al acto creador. La consciencia, le ha costado llegar ahí, porque lleva muchas vidas intentando mantener cierto control a las fuerzas positivas y negativas -o si queremos llamarlo-, control sobre el bien y el mal. Cuando llegamos a esto, estamos preparados para iniciar el camino hacia la Ciudad Interna del Ser. El Amor es el elixir por excelencia que nos aportará la llave necesaria para llegar y completar con éxito nuestro cometido. Por último la conciencia es lo que aprende, y se manifiesta sin carga de conciencia. Una persona sin carga de conciencia en sus actos, es una persona que comienza a ser espiritual. El nacimiento del espíritu comienza su andadura a una vuelta mayor de la espiral. El espíritu es el enriquecimiento de la vida por medio de los actos conscientes y voluntarios que, unido al alma "Ciudad Interna" y personalidad "consciencia o sentido del yo", nos da como resultado el Ser en camino de retorno o ascensión.

   A medida que vamos evolucionando y elevando el espíritu, vamos siendo mas consientes del proceso, así como siendo mas concretos con la acción creadora porque hemos madurado y el humano se convierte en Ser humano. 

   Cuando comencé mi andadura en los años 90, tuve un viaje astral muy enriquecedor. Gracias a esa experiencia y a todas las que he tenido hasta el día de hoy, he llegado a la conclusión, de que no solamente  no somos nada de lo que hacemos, ni de lo que somos, sino que, a este mundo, venimos a aprender y modificar hábitos modismos y costumbres para el bien común o Propósito Divino. Nada es nuestro, ni siquiera nuestros pensamientos. Hacemos las cosas por vocación que elegimos por simple afinidad energética, aprendemos un oficio, pero aún así, no somos eso. Lo utilizamos para el bien común. Y cada persona sirve para algo. Os lo aseguro. Y mientras creamos que las cosas son nuestras, vivimos en el engaño de la mente. No hemos aprendido nada y nos faltaría equilibrarnos, y tenemos que aprender. 

   Os aseguro, igualmente, que la saga Hulupa D´hära ayuda mucho al proceso de reconexión con Nuestros Orígenes. Nuestros Hermanos Mayores han dispuesto que sea así y lo cierto, es que las conexiones biológicas y químicas que se dan con la lectura, visualizaciones e informaciones que la novela contiene, no solamente distraen al lector, sino que forman parte de un conocimiento recuperado, necesario para nuestro devenir espiritual que, como raza, somos, vivimos y nos movemos.  

    Viaje a Morlem.
   Tendría la edad de unos 25 ó 26 años cuando mi abuela y mi hermana dejaron este mundo. Apneas comenzaba el proceso yoguico cuando tuve mis primeros viajes astrales. Recuerdo que una noche, sin pretenderlo, me reencontré con ambas. Mi abuela murió por causas naturales, mi hermana se suicidó por propia voluntad. Hecho que me marcó para el resto de mis días. Ella quiso irse por propia voluntad y así, lo demostró con la nota que nos dejó escrita antes del fatal incidente. Fué su voluntad irse con Dios. El caso es que a los pocos días me reencontré con ellas. 
   Estábamos en un lugar donde al parecer, había mucha gente reunida. Era una especie de anfiteatro romano. Estábamos de pié en las gradas. Mi abuela estaba estupenda, que yo recuerde nunca la había visto con tal esmero y sentido del humor. En cambio mi hermana, se encontraba mas convaleciente, pero igualmente animada. Era lo que quiso y al parecer, yo mismo, mi ser, necesitaba contactar con ella para darle un último adiós. Y así lo hice.

   Luego, me vi solo, en una especie de sala común, rodeado de gente, era como una especie de hospital, pero muy diferente. Habían grandes columnas, dando solidez y estabilidad a la gran sala. Una biblioteca al fondo, en cuyas estanterías, estaban repletas de libros. la gente iba por grupos seguidos de una especie de auxiliares que vestían una bata blanca como si fueran enfermeros. Todo trascendía en armonía. Pero como había tenido otros viajes astrales, quise ver e indagar más. Llegue hasta el fondo de la sala. Vi a un abuelo que sentado en una silla, se arrimaba una especie de fuego al rostro y ni siquiera se quemaba, sino que parecía purificarse con ello. Lo más curioso, fue cuando me asomé por la ventana. Vi una especie de pueblo y una paloma sobrevolaba el espacio por encima de las casas. Llegué a percibirlo completamente. Curiosamente, portaba una luz cegadora entre las patas. Supe que era la Paloma de la Paz. Existe.

   Luego, cuando me di cuenta de que no estaba en la Tierra, sino que me hallaba en algún espacio moroncial en donde los difuntos se preparan para el tránsito de la muerte hasta volver a encarnar, me tranquilicé un poco, porque sabía que mi fe, podría controlar mis instintos. Supe también, que en las estanterías, se hallaba todo el saber universal que el ser humano necesita para su trascendental y sabia inquietud.

   Manteniendo la calma, fui hacia la puerta de salida, al extremo opuesto de la sala. Allí, había una puerta sencilla dotada de un pomo, y que, al tirar del mismo, comprobé para mi sorpresa que la puerta estaba cerrada. Me llegó una idea, como si telepáticamente me transmitieran un mensaje en el que se me invitaba cordialmente a quedarme.

   Quedarme, supondría no volver al cuerpo físico. Entonces, tendría que prepararme para el encarne y vuelta a empezar. Allí estaban parte de mis seres queridos. Pero la idea no me llegó a seducir del todo. Pensé en lo joven que era aún, y en lo mucho que me quedaba por vivir. Además, me hubiera gustado quedarme con la experiencia positiva que saqué de todo ello.
   Así que allí estaba, batiéndome entre mis dudas. Por suerte, tuve cerca a un auxiliar. Era normal, un hombre sencillo, de pelo moreno, corto y con su habitual bata blanca. Le pedí cordialmente que me abriera, pues estaba a punto de perder los nervios. Si los hubiera perdido, probablemente, me hubiese quedado allí. Pero no fue así, me abrió, y cuando crucé la puerta, me desperté en el cuerpo físico. Volví a tener la experiencia desagradable de entrar en el cuerpo físico. Mi ser se unía al cuerpo por medio del sistema nervioso.

   Para concluir y a modo de resumen, me gustaría decir, que el cuerpo astral, o cuerpo de las emociones, nos sirve como puente entre el energético y el físico. Que el fluir de la energía confecciona la conciencia. Que el consciente es el yo o personalidad que hace de control del proceso de pensar. 

   Morlem, fue el nombre que mi Guía me dijo que era el lugar en donde había estado. Eso fue lo que me contestó cuando en una ocasión se lo pregunté. Me di cuenta de que la vida, es un viaje de aprendizaje, experimentación y adaptación. De que no vale la pena angustiarse en ella y de que la muerte, sólo es un tránsito hacia algo mejor. Y sobre todo, que cuando comienzas a ser consciente de que somos creadores de pensamientos positivos, lo que quieres es compartir porque sabes, que sin amor, no es posible llegar a la ciudad interna, ni la del Ser, ni la Ciudad Interna Planetaria.

   

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