Coma profundo. (Relato).

Sería de madrugada cuando comencé a sentir cómo iba flotando sobre mi cuerpo. Claro que, no era consciente de lo que me estaba pasando. Mi conciencia, estaba fuera de si, tan sólo me podría notar como si estuviese soñando. Desde mi inconsciente, las escenas se sucedían como si estuviese viendo una película, parcialmente. ¿Era un sueño?. ¿Sabes cuál es tu estado cuando sueñas?. Seguro que sí, pues es un estado de tranquilidad, de placentera irrealidad donde las secuencias parecen tener vida propia sin mezclarse con el pensamiento, pero que se pierde el interés de la realidad para pasar a una semi-inconsciencia fuera de todo control. 

Iba corriendo por una serie de pasillos clínicos. Me llevaban a todo correr. Notaba cómo enfermeros me miraban con sus rostros tapados, manoseando, golpeando mi pecho. Pero yo parecía no estar allí. ¿Qué clase de película estaré viendo ahora?. ¿Esto va conmigo?.

Se miraban entre ellos. Parecía que me daban descargas pero negaban con la cabeza. Entonces comencé a ser consciente de lo que me estaba ocurriendo. Fue como si de repente despertase a un sueño. Pero seguía soñando.

Vi un túnel y una luz al fondo. Una voz me dijo que no continuase; que volviese. 

No hice caso. Continué sin mirar atrás. No quería volver. Este mundo no es para mí -me decía una y otra vez-. Vuelve -insistía aquella voz-. No, no volveré. Al fondo del túnel vi unos seres de luz. No sabía quienes eran pero sé que eran de una luz que no cegaba, una luz que parecía desvelar aquellos seres que se hallaban detrás. Eran como sabios, ancianos. Eran tres. Hablaban entre ellos. Pero mi decisión ya estaba echada. Nadie me podría convencer...

Este tipo de sucesos, se suelen dar a muchas personas que despiertan repentinamente de un coma. Sin saber que hacer ni adonde ir, se someten a una decisión que, recordando todo el dolor y sufrimiento que se siente en la vida no se quiere volver.

Ahora, aquellos que han seguido los pretextos de su alma, saben,  que la vida es una vida de servicio, de amor y de sometimiento a logros, y pruebas de perfeccionamiento, en donde el alma juega un papel fundamental., ya que, es el instrumento por el cual, la creatividad surge. El alma tiene su propia vida. Esa vida está ligada al quinto planto dimensional. Siempre crece. Por eso, que hay discípulos y genios que en cada etapa de su vida, nos sorprenden con cualidades nobles, frescas y vanguardistas. Es el alma que se manifiesta a través nuestro. Si  viviéramos fuera del precepto conceptual intuitivo a dicha alma, posiblemente enfermaríamos. 

Solamente se hace contacto con el alma por medio de la meditación. Pero. ¿Cómo estar receptivo a la influencia del alma?. Es muy sencillo, y muchos lo hacemos imperceptiblemente. Cada vez que vayamos a tomar una decisión, pedimos permiso a la vida. Si ésta, vemos que nos cede, eso quiere decir, que la decisión que vayamos a tomar no reviste peligro alguno. Daré una serie de puntos de vital importancia que se tendrá que tener en cuenta para que la percepción con el alma sea real y no imaginaria.

1. La forma más conocida de percepción, es la percepción intuitiva. Llega por medio del trabajo óctuple del yoga. 

2. El alma no es el espíritu, sino que el espíritu se enriquece con las experiencias del alma. 

3. El alma tiene su propia vida, sus etapas y ciclos deben ser perceptivos al discípulo que trata de hacer contacto con el pensamiento creador. Dichas cualidades no son casuales, es decir, que son las realidades de las cualidades más apropiadas que el discípulo necesita para la vida y su realización. 

4. El propósito de la vida, es vivir la realidad de la vida del alma. De esto, ya existe mucha información, libros y documentación al respecto.

Ahora que vivimos tiempos de cambios, deberíamos estar por la vida. Cuando un discípulo conoce bien el propósito de por que está aquí, tendrá que llevar irremediablemente el camino del servicio. Pues es la única manera de poder manifestar el amor y las buenas intenciones hacia la expresión de su conciencia.

Ahora que vivimos tiempos de cambios, uno debe elegir su camino. Nadie puede decidir por él. Cada cual debe hacer lo que sienta. Creer lo que se sienta. Yo os digo que no hace falta afiliarse a nada, ni ser de nada. Lo que hay que hacer es estar con la vida.