Vivimos rodeados de códigos. Pero quizás, los que menos conozcamos sean nuestros propios códigos internos. Sin embargo, son los que más utilizamos. Como parte integrante de dichos códigos está el Amor. Sin amor no hay nada, y a su vez, todo es mantenido gracias al amor.
Si hubiera un gran cataclismo en ésta tierra, nadie se salvaría y el planeta, sería una especie de desecho radiactivo. Pero... ¿Quién quiere ésto?. Evidentemente; nadie. Por todo ello, nosotros estamos para algo. Nuestro designio con ésta tierra, es encontrar el camino a seguir. Y puestos a seguir, sabemos, que todo es mucho mas fácil utilizando el camino de menor resistencia, es decir, el del amor. Cuando fluimos en el amor íntegro del cosmos, como energía, estamos siendo partícipes del Plan Divino, y como es natural, no nos sometemos a los conflictos internos propios del ser, sino que, continuamos unidos a una misma fuente.
Nuestro mecanismo es perfecto para fluir como seres humanos. Pues somos seres septenarios. Nuestro código ADN, lo único que hace, es adaptarse a las condiciones y a las costumbres que la psique le proporcione, ni más, ni menos. Como seres septenarios, estamos regidos por los siete cuerpos superpuestos, los siete chakras, y las siete dimensiones, los cuales, los siete chakras se aposentan en tan perfecto alineamiento. Por ello, anteriormente mencioné como los siete cuerpos superpuestos. Éstas tres premisas, los chakras, los cuerpos y las dimensiones, es lo que caracterizan el misterio de la tríada espiritual, tan simbólicamente interpretada y tan poco comprendida a lo largo de la historia. Nombres como Padre, Hijo y Espíritu Santo, son algunas de las interpretaciones de las cuales, se basa la integridad básica del Ser. En consecuencia, nosotros hemos ido modulando nuestro propio código interno en respuesta a la adaptación e integración del ser, en el medio que nos haya tocado vivir a lo largo de la historia.
Respecto a los siete cuerpos, diré, que cada uno de ellos, vibra en una dimensión aparente. y que se consagran en el ser humano. Pues por todo ello, somos la representación de la vida inteligente manifestada.
Daré un mero repaso a todos ellos:
-Cuerpo físico.
-Cuerpo mental.
-Cuerpo emocional.
-Cuerpo vital.
-Cuerpo etérico.
-Cuerpo causal.
-Cuerpo del alma.
De los siete chakras, decir, que mucho se ha hablado y muy poco se conoce con relativa veracidad. Existe mucha fabulación y excesiva interpretación relativa a la ritualización. Y ésto, en el fondo, no aclara mucho las cosas. Cada uno de los chakras, está relacionado con un rayo cósmico, aunque vibra como unión de todos los cuerpos superpuestos, su magnitud, abarca más allá de cualquier baga interpretación. Esto es lo que mantiene y da vida al cuerpo. Es lo más cercano que tenemos de Aquel del cual nada puede decirse. De hecho, cuando todos ellos están alineados y funcionan al unísono, se dice, que el cuerpo humano goza de buena salud.
La mejor manera de vivir de forma sana y natural, es no oponer resistencia a la energía que nuestro cuerpo interdimensional transmite, utilizando la línea de menor resistencia. Así, poco a poco, nos daremos cuenta de que somos mejores personas, más tolerantes, e incluso, nos sentiremos como auténticos servidores. Cada cual, debe servir a su manera y a su ritmo. Pero ante todo, debemos sentir que hacemos lo que creemos que debemos hacer. Pues todos somos Uno. Y todos somos, estamos y servimos; pues nada es casual. Todos formamos parte de una cadena estelar. Si se rompe un eslabón, la cadena se rompe y el amor, la justicia y la verdad; no llegan. Por eso, es cierto que el que no ama a su hermano es un asesino.
Por otro lado, y no muy alejado al tema que estamos tratando, quisiera dar un aporte a la ciencia con la siguiente afirmación:
El vacío cósmico, tal y como nosotros lo percibimos; no existe. Antes de que fuese pronunciado el OM, y se iniciase la creación, ya había algo.
Aquel del cual nada puede decirse, creó sobre las siete dimensiones, las cuales, ya existían en Él.
Nosotros, como creadores que somos, llegaremos a ser perfectos y tendremos la facultad de crear. Nos hallamos a mitad de camino, pero tenemos que pasar primero por la experiencia de la vida manifestada. Como seres humanos, miembros de una familia o raza; la humana. Unidos e íntegros, como Hijos de un Único y Santísimo Dios.
Siendo así, el Plan de luz, amor y poder; estará asegurado.
Si hubiera un gran cataclismo en ésta tierra, nadie se salvaría y el planeta, sería una especie de desecho radiactivo. Pero... ¿Quién quiere ésto?. Evidentemente; nadie. Por todo ello, nosotros estamos para algo. Nuestro designio con ésta tierra, es encontrar el camino a seguir. Y puestos a seguir, sabemos, que todo es mucho mas fácil utilizando el camino de menor resistencia, es decir, el del amor. Cuando fluimos en el amor íntegro del cosmos, como energía, estamos siendo partícipes del Plan Divino, y como es natural, no nos sometemos a los conflictos internos propios del ser, sino que, continuamos unidos a una misma fuente.
Nuestro mecanismo es perfecto para fluir como seres humanos. Pues somos seres septenarios. Nuestro código ADN, lo único que hace, es adaptarse a las condiciones y a las costumbres que la psique le proporcione, ni más, ni menos. Como seres septenarios, estamos regidos por los siete cuerpos superpuestos, los siete chakras, y las siete dimensiones, los cuales, los siete chakras se aposentan en tan perfecto alineamiento. Por ello, anteriormente mencioné como los siete cuerpos superpuestos. Éstas tres premisas, los chakras, los cuerpos y las dimensiones, es lo que caracterizan el misterio de la tríada espiritual, tan simbólicamente interpretada y tan poco comprendida a lo largo de la historia. Nombres como Padre, Hijo y Espíritu Santo, son algunas de las interpretaciones de las cuales, se basa la integridad básica del Ser. En consecuencia, nosotros hemos ido modulando nuestro propio código interno en respuesta a la adaptación e integración del ser, en el medio que nos haya tocado vivir a lo largo de la historia.
Respecto a los siete cuerpos, diré, que cada uno de ellos, vibra en una dimensión aparente. y que se consagran en el ser humano. Pues por todo ello, somos la representación de la vida inteligente manifestada.
Daré un mero repaso a todos ellos:
-Cuerpo físico.
-Cuerpo mental.
-Cuerpo emocional.
-Cuerpo vital.
-Cuerpo etérico.
-Cuerpo causal.
-Cuerpo del alma.
De los siete chakras, decir, que mucho se ha hablado y muy poco se conoce con relativa veracidad. Existe mucha fabulación y excesiva interpretación relativa a la ritualización. Y ésto, en el fondo, no aclara mucho las cosas. Cada uno de los chakras, está relacionado con un rayo cósmico, aunque vibra como unión de todos los cuerpos superpuestos, su magnitud, abarca más allá de cualquier baga interpretación. Esto es lo que mantiene y da vida al cuerpo. Es lo más cercano que tenemos de Aquel del cual nada puede decirse. De hecho, cuando todos ellos están alineados y funcionan al unísono, se dice, que el cuerpo humano goza de buena salud.
La mejor manera de vivir de forma sana y natural, es no oponer resistencia a la energía que nuestro cuerpo interdimensional transmite, utilizando la línea de menor resistencia. Así, poco a poco, nos daremos cuenta de que somos mejores personas, más tolerantes, e incluso, nos sentiremos como auténticos servidores. Cada cual, debe servir a su manera y a su ritmo. Pero ante todo, debemos sentir que hacemos lo que creemos que debemos hacer. Pues todos somos Uno. Y todos somos, estamos y servimos; pues nada es casual. Todos formamos parte de una cadena estelar. Si se rompe un eslabón, la cadena se rompe y el amor, la justicia y la verdad; no llegan. Por eso, es cierto que el que no ama a su hermano es un asesino.
Por otro lado, y no muy alejado al tema que estamos tratando, quisiera dar un aporte a la ciencia con la siguiente afirmación:
El vacío cósmico, tal y como nosotros lo percibimos; no existe. Antes de que fuese pronunciado el OM, y se iniciase la creación, ya había algo.
Aquel del cual nada puede decirse, creó sobre las siete dimensiones, las cuales, ya existían en Él.
Nosotros, como creadores que somos, llegaremos a ser perfectos y tendremos la facultad de crear. Nos hallamos a mitad de camino, pero tenemos que pasar primero por la experiencia de la vida manifestada. Como seres humanos, miembros de una familia o raza; la humana. Unidos e íntegros, como Hijos de un Único y Santísimo Dios.
Siendo así, el Plan de luz, amor y poder; estará asegurado.
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