Es cierto, que mucho se ha avanzado en el campo de la ciencia y la tecnología. Claro está, por supuesto, que nos gustaría saber cual es el secreto de la antigravedad. Nos gustaría saber -y sobre todo a la ciencia-, con qué tecnología cuentan nuestros Hermanos Mayores para proyectarse y así, poder viajar a través del espacio. Así como, moverse en un mundo como el nuestro, en su condición de invisibilidad y en contra de las leyes gravitatorias. Aunque supiéramos algunas de las técnicas o supuestamente: "la simiente en donde poder comenzar a trabajar en ello", sería casi imposible su aplicación en el mundo de hoy. Mientras siga habiendo división. Mientras no se cumpla el justo compartir. Mientras no seamos capaces de ver a nuestro hermano y llamarlo amigo, independientemente de su lugar de origen, sexo, de sus credos e idiologías. Si no somos capaces, a acoger en nuestro brazo a nuestro hermano, como Cristo hace por nosotros. Mientras no seamos capaces de ver la divinidad interna de nuestro hermano; no será posible avanzar más de lo que ya lo estamos, a nivel de una ciencia basada en fundamentos extrasensoriales, claro está. Pues con lo que ya contamos, se ha llegado a la totalidad de los avances con arreglo al conocimiento del cual gozamos. Todo lo que podemos hacer, es especular por un lado. Y por otro, modificar lo que ya contamos para aportar nuevas formas de utilidad, dependiendo de las necesidades de las mismas.
No quiero exponer ejemplos de los avances que se pueden dar. Y no porque puedan realizarse, sino, porque podrían no hacerse. Pues todos los avances deberían estar al servicio de la humanidad. Y no la humanidad al servicio de los avances. El hombre es libre por naturaleza. No debería ser esclavo de sus necesidades. A menos que él, voluntariamente, quiera y se someta a ello. Y ese camino ya lo conocemos muy bien. En cambio, si buscamos la salvación de nuestro espíritu, junto con la creación de una sociedad justa, basada en el amor mutuo; cambiarían mucho las cosas. Es mucho lo que queda por hacer. Pero es ahora, en donde ya lo tenemos muy fácil para ello. Pues después de habernos dado cuenta de nuestros propios errores, donde se ha llegado a tocar el límite de la tolerancia misma: ha tocado el momento de cambiar. Creo que el hombre merece vivir, de una vez por todas, de una forma justa, sana y ordenada. En donde la nobleza de su Ser irradie. En donde la honestidad y coraje de su Ser sirva, para rechazar aquello que impida la manifestación de la luz y el amor en su vida. Ahora es el momento para muchos, que han decidido cambiar sus vidas para mejor, sencillamente; porque es necesario. Pues ya no se puede vivir de otra forma.
Reciente Ovni sobre Jerusalem.
No quiero exponer ejemplos de los avances que se pueden dar. Y no porque puedan realizarse, sino, porque podrían no hacerse. Pues todos los avances deberían estar al servicio de la humanidad. Y no la humanidad al servicio de los avances. El hombre es libre por naturaleza. No debería ser esclavo de sus necesidades. A menos que él, voluntariamente, quiera y se someta a ello. Y ese camino ya lo conocemos muy bien. En cambio, si buscamos la salvación de nuestro espíritu, junto con la creación de una sociedad justa, basada en el amor mutuo; cambiarían mucho las cosas. Es mucho lo que queda por hacer. Pero es ahora, en donde ya lo tenemos muy fácil para ello. Pues después de habernos dado cuenta de nuestros propios errores, donde se ha llegado a tocar el límite de la tolerancia misma: ha tocado el momento de cambiar. Creo que el hombre merece vivir, de una vez por todas, de una forma justa, sana y ordenada. En donde la nobleza de su Ser irradie. En donde la honestidad y coraje de su Ser sirva, para rechazar aquello que impida la manifestación de la luz y el amor en su vida. Ahora es el momento para muchos, que han decidido cambiar sus vidas para mejor, sencillamente; porque es necesario. Pues ya no se puede vivir de otra forma.
Reciente Ovni sobre Jerusalem.
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