¿Quién no quisiera tener una experiencia en el interior de la gran pirámide de Keops?. Ahora tenemos la oportunidad. Posiblemente, el joven Faraón Tutankamón el último monarca de la familia real de la dinastía XVIII tuviera una experiencia mística en el interior de la gran pirámide. Una experiencia que él mismo se impuso; la de pasar una noche en el interior del sarcófago que se encuentra en el interior de la Cámara del Rey. Esta visión la percibí en un sueño lúcido que tuve allá por el año 95, creo recordar y que, narro en Proyecto Uni.
A lo largo de la historia han sido algunas personalidades las que han tenido la suerte de pasar una noche en el interior de la gran pirámide. Entre ellos el mismo Napoleón. Pero no podemos tener esa experiencia porque las autoridades no lo permiten como es lógico.
Pero sí podemos viajar a través de la música y de la mano del mejor genio de todos los tiempos como lo fue Johann Sebastian Bach. Si no estás acostumbrado a meditar con visualizaciones, ahora puedes aprender de forma sencilla. cómoda y gratis el poder de la visualización curativa. Gracias a la magia que nos ofrece internet, ahora, nos vamos a dejar caer al interior de la Gran Pirámide de Keops. ¿Preparados?.
La Sonata I de J.S:Bach BWV 1001, escrita para violín sólo, consta de cuatro movimientos. He grabado cuatro audios con mi interpretación de los cuatro movimientos y lo he hecho gustosamente para todos vosotros, ya que, éste era un proyecto que quería hacer cuando comencé a tocar violín hace cinco años. Ahora es el momento.
Para disfrutar de la música clásica, es mejor hacerlo con un volumen mas bien bajo. Sin más, vamos a pasar a la parte del ejercicio.
1. Adagio. Nos relajamos y mientras escuchamos el audio nos visualizamos que es por la tarde. El sol se está escondiendo y podemos ver los últimos rayos asomar por detrás de la gran pirámide. Allí nos dirigimos. Nos han permitido pasar la noche en su interior. Nos preguntamos por qué a nosotros.... Pero gustosamente lo hemos acogido con agrado por un lado y con temor por otro. Nos armamos de valor y, aunque no comprendamos el motivo de dicha experiencia, asumimos, que el conocimiento que podamos extraer de ella, es más fuerte y vale la pena tenerla.
2. Fuga. Allegro. Ya en su interior, seguimos al guía; un nativo de Egipto que ha accedido a acompañarnos hasta la cámara del rey y nos invita a seguirlo. Vamos visualizando los pasillos, las estrecheces, así como la presión energética que las paredes ejerce hasta nuestro ser. Vamos notando el efecto de la pirámide magnéticamente. Mientras gateamos, pensamos que realmente somos merecedores de esta experiencia y que si ello, nos lleva a proporcionarnos los recuerdos que nos ayuden a comprender mejor quienes somos; ya sería bastante.
3. Siciliana. Hemos llegado hasta la cámara del rey. El guía nos hace una reverencia y se va. Nos quedamos solos en la cámara con una linterna. Pero la curiosidad nos ha llevado hasta allí. Hemos sido lo suficientemente valientes para llegar hasta allí, y no vamos a desperdiciar la oportunidad.
Poco a poco, nos vamos introduciendo en el interior del sarcófago. Debido a la estrechez del mismo no tenemos más remedio que poner los brazos en cruz y las palmas sobre nuestro pecho. Así vamos relajándonos poco a poco. Sentimos el silencio de una forma abrumadora. La oscuridad lo envuelve todo. Y la energía de la pirámide nos envuelve igualmente, y nos invita, a envolvernos con nuestro amor y así, amortiguar, de algún modo, la energía de la gran Pirámide hasta que nos quedamos dormidos.
4. Presto. Viaje iniciático. Despertamos, y recordamos nuestro sueño. Hemos visto a un sabio, como una especie de sacerdote del antiguo Egipto, con una túnica blanca y con símbolos antiguos en los bordes abiertos por el pectoral hasta los pies en negro. El mago es calvo y tiene una nariz aguileña. La imagen se nos presenta en blanco y negro. Vemos al monje vestido con su traje-ritual, andando de un lado para otro, inquieto, preocupado. Presto. Como en las primeras película en blanco y negro. Con humildad, le preguntamos qué le ocurre. Nos dice con lágrimas en la cara que el rey Tutankamón acaba de morir en el interior del sarcófago.
Con mucho amor, entendemos el mensaje que nos da, y tratamos de consolarlo.
Suponemos que obtuvo una sobrecarga energética astral y que, al estar fuera del cuerpo, no quiso retornar al mismo o algo lo impidió. Él nos dice que tras contactar con los Dioses, nunca había pasado nada, por lo que se suponía que estaba bien preparado para pasar la noche en el sarcófago de la Cámara del Rey. Entendemos, que se fue con ellos y dejó su cuerpo. Ya que, gracias al vehículo astral, no solo se nos permite viajar, sino que además, por lo que sabemos, también sufre un desgaste debido al deterioro del mismo al uso por medio del deseo, la ilusión y el maya. Es decir, que henos comprendido que las experiencias nos vienen como apremio a nuestro esfuerzo en la vida y nunca como un castigo. Lamentamos el trágico suceso entendiendo que, si ha decidido quedarse con los Dioses; ha sido su decisión. Y que, vencer al miedo mismo, es el reto que tiene por delante la humanidad. Pues a medida que se desgasta el cuerpo astral, vamos confeccionando el cuerpo espiritual.
Que estemos preparados.
Que así sea.
El monje, secándose las lágrimas de los ojos sonríe, alza los brazos, nos bendice y desaparece de la imagen.
- Sonata I para violín solo BWV 1001. J.S. Bach.
Interpretada por J.J. Cano. (Swang Wood).
1. Adagio.
2. Fuga. Allegro.
3. Siciliana.
4. Presto.
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