Mucho se ha especulado en los últimos días sobre la confianza o no, dentro de la raza humana. Sólo en ella, se encuentra la clave para salir de todos los aforismos, los cuales, están inmersos en el hombre de hoy. Si con amor afronta los problemas, muchas puertas serán abiertas que le permitirá cruzar a nuevas realidades vivenciadas, pues ya no será el ego quien rija su vida, sino el sentido común, percibido como voluntad al bien. Ése paso, sólo puede ser dado por aquel que conscientemente, abre las puertas de la mente y del corazón, introduciéndose en los designios del ser.
El hombre de hoy, continúa -en ocasiones-, dejándose llevar por las corrientes materialistas existentes en nuestras días, perdiéndose la oportunidad de crecer en la luz y en el amor, de una conciencia clara y limpia de perjuicios.
Es mejor preocuparse por el servicio a los demás, que intentar resolver antiguos enigmas -que, aunque también es muy digno y esperanzador-, éstos; siempre han estado ahí. En cambio, conviven con nosotros hermanos y hermanas que tienen que conformarse por acarrear la ardua carga de llevar la luz y el amor en sus vidas a quienes lo necesiten, viviendo sin ser tenidas en cuenta, teniendo que soportar en ocasiones, la triste sombra del desconsuelo.
La separatividad tiene que desaparecer de nuestras vidas, y éste es el único motor que maneja las correas que mueven el entramado del mal en nuestras sociedades. Muchos discípulos quisieran tener encuentros cercanos con seres inteligentes. Si los tuvieran, serían capaces de derramar todo su amor por ellos. Sin embargo. ¿Por qué no son capaces de amar a sus hermanos, que se han dignado en vivir y en pisar la misma tierra y que además, comparten el mismo cielo?. No amigos. ese no es el camino. El verdadero discípulo debe estar por encima del bien y del mal, conocerse, y amar la vida en todas sus manifestaciones.
No caigamos pues, en la trampa de arrojar la luz de nuestra mente sobre injusticias y conflictos que más bien, poco podemos hacer. Y centrémonos en las energías del vivir de una forma sencilla, irradiando un aura de esperanza, para que, quien se arrime a nosotros pueda ver la claridad que se deja ver detrás de la ignorancia, para que sus vidas, cuenten con esa luz tan necesaria y motivadora como es la esperanza, pues sin ella; estamos perdidos.
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