Mucho se habla, se especula, e incluso se critica lo que hacen otros, y en nuestro anhelo de buscar nuevos enfoques a nuestros proyectos miramos lo que hacen los demás. Los observamos, los estudiamos, vemos sus errores contrastándolos con nuestras opiniones, y luego, buscamos el siguiente objetivo con el que trabajar a raíz de nuestro minucioso estudio. Bien, si nos damos cuenta, lo único que no hacemos es agradecer a nuestro hermano por su colaboración y humilde punto de vista objetivo, que aunque puede que sea erróneo; es suyo. Y esto lo repetimos vida tras vida, sin darnos apenas cuenta de ello. Un día, nos percatamos de que las experiencias se repiten, que seguimos tropezando con la misma piedra y resulta que siempre hay alguien que estorba en el camino, un ser querido, un amigo, un hijo, etc. Pero nosotros nunca tenemos que aprender de los demás, claro. En todo caso son ellos. Esto es el ego o el Yo. El ego así se comporta, haciéndonos creer que somos los mejores, hasta somos capaces de formarnos una coraza para evitar que nos hagan daño y está bien. ¿Pero dónde esta la víctima y dónde el agresor?. Esto son roles que nosotros vamos creando por el camino y los cambiamos cuando necesitamos uno u otro. Mis queridos amigos, el mayor mal es la separatividad. Ese es el causante de la falta de amor en nuestras vidas. Y ese es el mal de nuestros días.
Yo no se lo que dijo Jesús de Nazaret, porque sencillamente yo no estaba ahí como para dar testimonio de unos hechos, y unas palabras, que sólo son conocidas por las escrituras. Eso es lo que nos cuentan, pero sencillamente, creo que la verdad absoluta no existe. Soy consciente de los problemas de hoy en día, y en mi afán por servir; doy a conocer mis experiencias. Tampoco pretendo tener muchos amigos que te den una palmadita en la espalda y luego, cuando te vas, sientes incomodidad, intuyes como que alguien te critica. Eso no es amistad. La verdadera amistad surge del justo compartir. El de ayudar a un amigo y sentir que te ayudan cuando tu lo necesitas. Lo demás no es amistad, es una especie de pantomima al que llamamos amistad, pero que en realidad no lo es.
Con todo ello, no trato de convencer a nadie de nada. Soy muy consciente del sentido de la libertad, tanto mía, como del resto de hermanos y hermanas. Y como tal, tampoco busco ser canal de comunicación, porque yo ya fui canal, y a menos que no lo necesite, considero, que conmigo mismo me valgo para discernir y realizar mi propia evolución, siempre, gracias al compartir, a la buena voluntad y a las correctas relaciones sociales. Y si no hay ninguna de éstas premisas, las buscaremos, aunque tengamos que utilizar la justicia para ello. Saber que la justicia es divina, y se nos ha dado para emplearla. Al igual que el amor.
Como simple servidor, deciros que no perdáis la oportunidad de uniros a las filas de los hermanos y hermanas de buena voluntad que luchan en la luz. Uníos a ellos y sabed que hay un Maestro de antaño que espera vuestra decisión. Acogerlo en vuestro corazón y conocer las maravillas del Padre.
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